4 errores de «copywriting» que afectan a tu «email marketing»

En tu web o blog de escritor o profesional del libro pides a tus visitas que te dejen su correo electrónico con el fin de crear tu propia lista de correo. Y ya que tienes una lista de correo, sería un error no aprovecharla.

No me refiero a que colapses las bandejas de entrada, sino a que utilices el acceso que tus suscriptores te han concedido para crear una relación de confianza y cercanía con ellos.

Para eso, los mensajes que les envíes deben estar cargados de copywriting.

Gracias al copywriting, conectas con las personas que hay detrás de tu lista. Si un día te dejaron su correo fue porque vieron en tu web algo que les interesaba, excepto que se trate de tus familiares y amigos. Para saber más sobre qué es el copywriting y sus ventajas, pincha aquí.

Al conectar, generas confianza y estableces una relación que puede que algún día acabe en la venta de tu libro o en la contratación de tus servicios.

Ten en cuenta que no se trata de vender a toda costa, sino de regar esa planta llamada confianza. Si da fruto, mejor todavía, pero no busques solo vender sin más.

No obstante, tal vez sin darte cuenta cometes algunos errores que impiden que esa planta crezca. ¿Quieres descubrir cuatro de ellos? Sigue leyendo.

1. No escribes con cercanía

Si tus mensajes suenan distantes o genéricos, es difícil construir una relación de confianza y cercanía, ¿no te parece?

¿Cómo corregir este error? Escribe como si estuvieras hablando con tu suscriptor, que es una persona de carne y hueso al otro lado. No lo trates como si formara parte de una masa anónima.

Por ejemplo, incluye el nombre de tu suscriptor en el saludo inicial. Recuerda saludar al inicio del correo como una persona bien educada y despedirte al final.

2. Envías un correo de Pascuas a Ramos

¿Cómo vas a generar un vínculo si escribes para felicitar la Navidad y ya no apareces en la bandeja de entrada hasta la primavera? Tendrías excusa si fueras una marmota que ha hibernado, pero dudo que sea tu caso.

Evitar este error es tan fácil como establecer una frecuencia de envío.

Busca el punto medio entre ser pesado y aparecer una vez al año como las Perseidas.

Una ayuda: si tienes un calendario editorial para tu blog, haz uno para tus mensajes de correo también. Además, procura que tus suscriptores sepan que tal día te encontrarán en su bandeja de entrada, ya sea todos los martes, cada dos semanas o los días 11 de cada mes.

3. No incluyes llamadas a la acción

No es un déjà vu, también este error se encuentra en webs de escritores y profesionales del libro.

El copywriting es escritura persuasiva, escribir con el fin de que alguien haga algo. Si no hay llamadas a la acción, ¿qué pretendes que haga quien te lee? El lector del correo no tiene la capacidad de saber qué tienes en mente.

Tu correo electrónico tiene un objetivo. ¿Cuál es? Según ese objetivo, establece la llamada a la acción y no caigas en este error.

Por ejemplo,

  • contestarte al correo,
  • compartir un contenido,
  • visitar una sección de tu web o
  • seguirte en redes sociales.

Ya ves que vender no siempre es el objetivo principal.

4. No captas la atención con el asunto

Redactar el asunto es más complejo de lo que parece, pero es importante porque determina que lean o no el resto del correo. No escribas lo primero que se te pase por la cabeza.

¿Cómo solucionar este error? Tómate un tiempo para encontrar un asunto que llame la atención y haga que quien lo lea quiera saber más. También puedes probar con dos asuntos para saber cuál tiene más gancho.

Importante: no engañes ni tomes el pelo. El asunto debe ser acorde al contenido del mensaje.

Y hasta aquí los cuatro errores de este artículo. Por supuesto, escribe aplicando copywriting a tus textos.

Si no sabes cómo hacerlo, te invito a leer estos dos artículos que te darán algunas claves para hacerlo:

Si te ha resultado útil este artículo, cuéntamelo en los comentarios.

¿Te gustaría que escribiera por ti los correos de tus campañas de email marketing? Dime qué puedo hacer por ti pinchando aquí.

Imagen de portada: Brett Jordan en Unsplash.


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