Cuando lees una historia de amor, probablemente contenga un elemento que ya te suena de otra.
Intuyes qué va a ocurrir o cómo va a terminar el asunto, y sigues leyendo.
Tal vez el autor te sorprenda, pero huele a cliché desde lejos.
Y de eso va esta entrada, de clichés en las novelas de amor.
¿Qué es un cliché?
En el caso de las novelas, un cliché es una idea muy repetida, bajo la que gira la trama principal de la historia.
Ya se sabe. Nihil novum sub sole, nada nuevo bajo el sol.
Pero que la trama de una novela sea un cliché no es motivo para que no merezca la pena leerla. Del arte del autor dependerá que el lector siga leyendo o cierre el libro aburrido o asqueado.
Ahora que me ha dado por ampliar mis conocimientos culinarios, permíteme que haga el simil. Escribir una novela es como cocinar un plato.
Los ingredientes no son nuevos, se llevan utilizando siglos, y no por ello dejas de cocinar (hay que comer, claro). Si los combinas bien y le das tu punto, será único.
Selección de clichés en novela romántica
Estaría bien que un estudio nos informará del porcentaje en que se utilizan cada uno. Una tarea titánica, sin contar que hay tramas en las que se combinan.
De los numerosos clichés que existen, he escogido estos siete.
Rico y pobre
La primera historia que me viene a la cabeza para este cliché es Cenicienta, pero hay montones de novelas románticas con esta idea.
Él es rico, guapo y heredero al trono o empresario mientras que ella es pobre, tal vez guapa y criada o camarera.
Ya sabes cómo sigue. Es un clásico.
También puede ser al revés, pero intuyo que abunda más el primer caso.
Este cliché se refiere a la diferencia de nivel económico entre los protagonistas, pero también englobaría a los amores entre diferentes clases sociales.
Mejores amigos
Uno de mis favoritos.
La relación de amistad entre los protagonistas da un paso más para convertirse en una relación de pareja.
Ya sean amigos desde la infancia o desde hace menos tiempo, la chispa prende entre ellos.
Del odio al amor
Más conocido como enemies to lovers.
Diría que es uno de los más extendidos. Un hombre y una mujer que por alguna razón no se llevan bien, pero las circunstancias los obligan a colaborar o permanecer juntos y al final acaban enamorándose.
Si es que el roce hace el cariño, más que rozadura.
Relación falsa
Los protagonistas fingen ser pareja y tanto se meten en el papel que se enamoran de verdad.
No recuerdo haber leído ninguna novela con este cliché, pero sí haber visto varias pelis.
Relación previa infeliz
Uno de los protagonistas tiene o acaba de salir de una relación infeliz.
Quizás ya no crea en el amor o tenga el corazón herido (o partio que cantaría Alejandro Sanz), mas el otro será el encargado de demostrale que el amor verdadero existe y es posible.
Segundas oportunidades
Similar al cliché anterior, con la diferencia de que la nueva relación se construye con la misma persona con la que antes no funcionó.
Suele ser el reencuentro con el primer amor. Él o ella han cambiado tras años de ausencia o explican por qué abandonaron la relación.
Flechazo
Un cliché que molesta a muchos lectores si unas páginas después, ya se prometen amor eterno.
No es real, aunque en los cuentos lo parezca. El amor necesita crecer y madurar, y gusta leer cómo esa relación se cuece a fuego lento. Sí, lento, que las prisas no son buenas consejeras.
Esto me recuerda a aquella frase que no sé a quién oí: Contigo al fin del mundo…, pero hasta que uno se sube al coche y cambia de opinión. Lógico, cuando ni sabes al coche de quién te subes.
Y hasta aquí estos 7 clichés.
¿Cuál de ellos es tu favorito? ¿Qué otros te gusta encontrar en tus lecturas? Cuéntamelo en los comentarios.
Imagen de portada: Pexels.